Tras las murallas se levanta el casco viejo de Palma, donde sorprenden sus antiguas iglesias, palacios y mansiones señoriales con sus turísticos patios. Entre los atractivos turísticos de la ciudad destaca la Catedral de Palma (Sa Seu). Se trata de un elegante templo gótico, que mantiene una gran armonía a pesar de su gran tamaño. Mandada construir por Jaume I sobre la antigua mezquita de la Medina Mayurqa, la Catedral cuenta con unas altísimas bóvedas; aunque, lo que más llama la atención es un grandioso rosetón y el singular baldaquino de hierro forjado, obra del maestro catalán Antonio Gaudí.
Enfrente de Sa Seu, se alza el Palacio de la Almudaina. El que fuera palacio árabe y residencia de los monarcas mallorquines, sirve actualmente a usos museísticos. Su aspecto de fortaleza árabe contrasta con la riqueza ornamental del gótico flamígero de la Capilla de Santa Ana que alberga en su interior. Situado en el cercano Paseo Sagrera se encuentra Sa Llotja (la Lonja). Esta antigua lonja, hoy dedicada a exposiciones, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica civil de España. Junto a la Lonja, encontramos el Consolat (Consulado) de Mar, cuyos arcos renacentistas albergan al gobierno autónomo.
El recorrido puede continuar por el Paseo del Born. Se trata de una de las principales arterias de la ciudad que separa el casco monumental y los barrios marineros, y populares, de Sant Joan y del Puig de Sant Pere. A partir de la Plaza Mayor, de fuerte inspiración modernista, se abren las grandes avenidas y ramblas que forman el ensanche de Palma de Mallorca. Otra opción es recorrer el antiguo barrio judío y el barrio de Sa Calatrava. En este itinerario las citas principales son el templo gótico de Sant Francesc y, en el corazón del Call (Judería), la iglesia barroca de Montisió, asentada sobre una sinagoga, y ya cerca del Paseo Marítimo, los baños árabes.
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